Hoy al regresar al lugar donde por primera vez vi el sol, donde mi madre con su mirada calmada, su nariz hermosa, su cara de muñeca y su cuerpo de niña, me tomo en brazos, aun recuerdo el árbol junto a la casa, donde estaba posado el carpintero roginegro que me sorprendió un día con su rítmico golpeteo sobre el árbol.
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